La epilepsia es una enfermedad crónica que se caracteriza por una actividad anormal en las neuronas. Se origina debido a una descarga eléctrica excesiva, ocasionando una afectación en el comportamiento, la atención y en ocasiones, los estados de ánimo. Por lo general, las crisis convulsivas duran pocos minutos, pero ocasionan un cambio drástico en la actividad cerebral, debido a la sobrecarga a nivel neuronal. En este artículo podrás encontrar la información necesaria acerca de las causas, síntomas y diagnóstico de este padecimiento.
¿Qué es la Epilepsia?
Se conoce como epilepsia al trastorno neurológico en el cual el paciente sufre de convulsiones a lo largo de su vida. Estas crisis se manifiestan cuando el córtex cerebral de una persona es susceptible a estímulos o factores desencadenantes. Cuando esto ocurre, el cerebro envía una señal alterada, ocasionando una serie de espasmos repetitivos.
Su nombre deriva del vocablo griego ēpilambáneim, que literalmente quiere decir “ser atacado”, lo que hace referencia a los movimientos bruscos de las crisis, en los cuales el paciente puede perder el control de su cuerpo.
Es uno de los padecimientos más documentados en la historia de la medicina y existen referencias que datan desde el siglo XVII antes de Cristo, en el código Hammurabi. A lo largo del tiempo ha recibido diferentes nombres, como “mal de Bennu”, e incluso en la Edad Media llegó a conocerse como “mal de San Valentín”.
Además, existen diversas variantes de esta enfermedad, por lo que también es común que los especialistas se refieran a los diversos tipos con el nombre de síndromes epilépticos. Algunos de los más conocidos son la epilepsia ausente, el síndrome de Lennox-Gastaut e incluso trastornos menos frecuentes, como la encefalitis de Rasmussen. También se han encontrado diferencias en la epilepsia en niños, con respecto a las crisis de la edad adulta.
¿Cuáles son las causas de la Epilepsia?
Existen diversos factores que inciden en la aparición de la epilepsia. En concreto, los especialistas señalan que cualquier distorsión en el patrón neuronal puede causar una crisis epiléptica, por lo que se relaciona directamente con el exceso o deficiencia de actividad en los neurotransmisores.
Algunos de los factores incidentes más frecuentes son:
- Lesiones cerebrales: algunas de las causas fisiológicas pueden ser los traumatismos severos, enfermedades infecciosas como la meningitis e incluso infartos. El alcoholismo y el consumo de drogas también pueden ocasionarla.
- Genética: las personas que cuentan con antecedentes paternos de epilepsia pueden ser más propensos a padecerla.
- Fallos en la regeneración cerebral: puede ocurrir que el cerebro sufra algún daño e intente repararlo, lo que puede traer como consecuencia la creación de conexiones neuronales anormales.
De igual forma, las crisis pueden dividirse de la siguiente manera:
- Generalizadas: en las cuales se incluyen las crisis tónico-clónicas, de ausencia, atónicas y mioclónicas.
- Focales: que pueden ser parciales simples o complejas, crisis convulsivas bilaterales o espasmos.
Cada una de estas categorías deben ser diagnosticadas por un especialista. Las ramas de la medicina encargadas de estudiar esta enfermedad son la Neurología y en circunstancias específicas, la Epileptología.
¿Cuáles son los síntomas de la Epilepsia?
Las crisis convulsivas frecuentes son el síntoma característico del padecimiento. Estas pueden ser generalizadas o focalizarse en un solo sitio. De igual forma, pueden ir acompañadas de temblores, pérdida de conocimiento o incapacidad para controlar esfínteres.
En la mayoría de los casos, estos pacientes también experimentan una ralentización de movimientos, trastornos psicosociales y fotosensibilidad, entre otras características. Además pueden encontrarse ausencias atípicas, sin necesidad de que existan espasmos.
El principal factor de riesgo en las crisis convulsivas, es que pueden ocasionar caídas y pérdida del conocimiento, por lo que el paciente se expone a traumatismos y lesiones que pueden ser graves.
La población más vulnerable es aquella que se encuentra en países con escasos recursos económicos, ya que no pueden costear las medicinas prescritas para el tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, en la mayoría de los casos se estima que el 80% de las personas diagnosticadas pueden llevar una vida normal, siempre que cumplan con las recomendaciones médicas.
¿Cómo se diagnostica la Epilepsia?
Para diagnosticar a una persona con epilepsia, esta debe haber experimentado más de dos convulsiones a lo largo de su vida. Sin embargo, existe una serie de exámenes médicos que facilitan la elaboración de un diagnóstico exacto. Estos son:
- Prueba de sangre: se utiliza para descartar cualquier posible patología infecciosa que ocasione la convulsión. Esta se utiliza en un primer diagnóstico, especialmente si se manifiestan otros síntomas.
- Estudios especializados: es la forma más común de diagnosticar la epilepsia. En esta categoría se incluyen diferentes estudios, como el electroencefalograma, tomografías computarizadas, resonancias magnéticas o el mapeo paramétrico.
- Exámenes neurológicos: se trata de una serie de reconocimientos médicos que se encargan de medir funciones motoras, motricidad y memoria, entre otras habilidades relevantes.
El resultado de estos exámenes, aunado a la aparición de crisis convulsivas conforman el diagnóstico completo.
Tratamientos
En primer lugar, el paciente deberá tener un diagnóstico exacto del tipo de epilepsia, ya que es la única manera de recetar la medicación más efectiva. Una vez que lo tenga, deberá seguir las recomendaciones al pie de la letra y no suspender la medicina bajo ningún concepto.
En ocasiones puntuales, el neurólogo puede recetar una dieta cetogénica, así como la reducción de carbohidratos. De igual forma, se sugiere observar las siguientes recomendaciones, a fin de reducir la aparición de crisis convulsivas:
- Tomar la medicación en el horario correspondiente.
- Evitar el alcohol y las drogas.
- Mantener un buen horario de sueño.
- No practicar actividades de riesgo.
- Reconocer los factores desencadenantes de los ataques.
Los fármacos que se recetan habitualmente son los anticonvulsivos, como el valproato, la carbamazepina o fenobarbital, sobre todo en pacientes jóvenes. En adultos tanto la medicación como la posología pueden variar.
Si sospecha padecer esta enfermedad crónica o sus síntomas concuerdan con los que se describen en este artículo, consulte a su médico. Para agendar una consulta con la doctora Lorena Cuéllar, Neurólogo en México, rellene el siguiente formulario y nos pondremos en contacto con usted.